Proscrito

Tuesday, December 27, 2005

Hola Magdalena. En 1972 yo y tres de mis compañeros que formábamos un comando fuímos encarcelados por un delito que no habíamos cometido (los cabrones no nos dijeron nada de los que sí habíamos cometido). No tardamos en fugarnos de la prisión en que nos hallábamos recluídos. Desde entonces, sobrevivimos como soldados de fortuna. Si tienes algún problema, quizás puedas contratarnos (mira en las Páginas Amarillas, en la sección de "Mercenarios buscados por la justicia"). El caso es que llevamos años que si salvamos a un granjero, que si ayudamos a una asociación benéfica, que si ahora hago un tanque con dos planchas de acero, que tal que cual, y, quieras que no, el roce hace el cariño. De un tiempo a esta parte creo que me he enamorado de uno de mis compañeros, del que no te voy a dar datos porque es un negro muy fuerte y no quiero que se entere. ¿Debo proponerle ir a dar un paseo en mi Corvette? O debo hacer yo de muerdealmohadas y dejar que me lleve en su furgoneta.

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Lo bonito del amor, querido amigo es que surge cuando menos te lo esperas. Busca alguna excusa para estar a solas con él y dile lo que sientes. Por ejemplo, podrías proponerle ir a hacer prácticas de tiro con él, que por lo que sé, os hace bastante falta. Ah, y compra vaselina.

Mag